El historiador Javier Gonzalez nos permite a través de sus efemérides que recordemos al “Monstruo” Gustavo Avila, quien tal día como hoy en 1938 nacía en Caracas.
Sin duda Gustavo Avila fue uno de los mejores jinetes del hipismo venezolano, se formó en la escuela de jinetes del extinto Hipódromo Nacional de El Paraíso, iba del liceo Aplicación a montar en un pony argentino, porque aún era muy novato para subirse a un purasangre.
Su debut como profesional fue en el Paraiso, el 14 de agosto de 1954 en una especial exclusiva para jinetes no ganadores de más de 3 tres carreras, donde guió a La Venus, entrenada por Luis Gallegos, arribando en la quinta posición.
«Era una carrera de novatos. Jamás podré olvidar ese día, primero no encontraba los estribos y luego se me cayó el fuete en la partida. Estaba nervioso y tembloroso terminé en el quinto puesto. El recorrido me pareció muy largo”. Contó Gustavo Avila.
Casi un año tuvo que esperar Gustavo Avila para ganar su primera carrera, sucedió el martes 5 de julio de 1955, fue una sorpresa en una carrera del 5 y 6. El ejemplar se llamaba Solis, preparado por el chileno Héctor Samuel Hernández.
De ese momento Gustavo recuerda: «Estaba tranquilo en el aparato y cuando la puerta se abrió, salí disparado, me coloqué en el tercer puesto, luego en el segundo, y cuando ya estábamos en la recta final, tomé la punta para no perderla jamás”.
Avila era muy inteligente encima de un purasangre, tenia muchos recursos que sin duda lo llevarían a la cima. Ganó las estadísticas de los años 1957 (84 primeros), 1958 (90), 1959 (73), 1967 (105) y 1973 (94).
Sus logros más importantes fueron las victorias en las dos carreras en la triplecorona estadounidense, el Kentucky Derby y el Preakness Stakes, con el caballo Cañonero, en 1971.
«Me correspondió el puesto 15. Pensaba que si Cañonero respondía ganaba la carrera. Seguía reflexionando y mientras lo hacía, acariciaba su cabeza. Meditaba sobre mi esposa y Venezuela, hasta que se abrieron las puertas del aparato. Me trancaron y tuve que levantar al caballo. Estaba en el último puesto de un total de 23, pero no perdí la paciencia. Faltaba mucho trecho y dejé que el caballo hiciera lo que quisiera. Lo hizo muy bien, solo lo exigí en la recta final y ganó por cinco cuerpos y medio, ante 170 mil personas. La mayoría no lo creía, y mi compadre, Luis Aparicio, quien estaba en Boston, sí tenía confianza en mí, por eso se ganó una polla hecha por jugadores de Grandes Ligas”.
Ávila triunfó también en el primer Clásico del Caribe (1966). “El Monstruo”, como apodan a Gustavo, ganó 1.472 carreras entre 1954 y 1985. En 1994 fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte venezolano.
